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En la industria de alimentos y bebidas, garantizar la inocuidad del producto final es una prioridad absoluta. Una empresa procesadora de alimentos listos para consumo enfrentaba desafíos críticos relacionados con riesgos de contaminación cruzada, acumulación de residuos en equipos y tiempos prolongados en limpieza, lo que afectaba tanto la eficiencia operativa como la confianza del consumidor.

Problemáticas detectadas:
- Áreas de difícil acceso en los equipos, donde se acumulaban residuos y microorganismos difíciles de eliminar.
- Tiempos excesivos en los ciclos de limpieza (CIP), lo que reducía la disponibilidad de la línea de producción.
- Riesgos constantes de contaminación cruzada entre lotes, especialmente en productos sensibles.
- Cumplimiento complejo de normativas de seguridad alimentaria cada vez más exigentes.
Solución implementada:
La empresa adoptó equipos desarrollados bajo principios de diseño higiénico, con superficies suaves, sin zonas muertas, fáciles de drenar y fabricados con materiales certificados para contacto alimentario. Además, los sistemas fueron diseñados para facilitar la limpieza automatizada y la inspección visual, reduciendo la necesidad de desarme.
Resultados obtenidos:
- Reducción del tiempo de limpieza hasta en un 40%, aumentando la productividad.
- Menor consumo de agua, productos químicos y energía en cada ciclo de saneamiento.
- Mayor seguridad del producto final, con disminución significativa en hallazgos microbiológicos.
- Cumplimiento más sencillo con auditorías de calidad y regulaciones internacionales.
Este caso demuestra que invertir en equipos con diseño higiénico no solo protege la seguridad del consumidor, sino que también mejora la eficiencia operativa y fortalece la reputación de la empresa, alineando producción rentable con buenas prácticas de manufactura.